Todos seguramente recordamos nuestras primeras clases de inglés. Para algunos pudo haber sido una experiencia traumática y para otros un portal hacia un nuevo y maravilloso mundo. Aquellos que recibimos clases de inglés en nuestra infancia y/o hemos tenido la oportunidad de enseñar inglés a niños entre las edades de 7 y 12 años, podemos asegurar que cualquiera de los dos escenarios se puede presentar.
Los que nos dedicamos a la enseñanza del inglés, y en especial a niños, debemos estar conscientes de los retos y dificultades inherentes a tan demandante labor, por lo que una de las premisas para llevarla a cabo es evitar la improvisación en todo momento. Es decir, el que pretenda enseñar inglés a niños se debe preparar en consecuencia y tener una planeación en la que defina el método, la didáctica y los apoyos tecnológicos para lograr los objetivos.
Para definir la estrategia debemos tomar en cuenta las características que tienen en común los niños de entre 7 y 12 años.
- Se encuentran en la etapa de desarrollar sus hábitos de lectura y escritura.
- Su pensamiento abstracto se encuentra en pleno desarrollo.
- Empiezan a comprender la diferencia entre lo real y lo imaginario.
- Son capaces de planear y organizar para encontrar la mejor manera de llevar a cabo una actividad.
- Pueden trabajar con otros y aprender de ellos.
- Pueden llegar a ser confiables y asumir la responsabilidad de las actividades y rutinas en una clase.
Slattery, M., & Willis, J. (2001). English for primary teachers. Oxford: Oxford University Press.
Así mismo, es muy importante tener presente que debemos utilizar las estructuras de la lengua dentro de un contexto que sea comunicativo y significativo. El método, la didáctica y los apoyos tecnológicos utilizados deben hacer que la experiencia sea divertida, llena de práctica, enfocada y en la que el niño se sienta guiado, apoyado y motivado durante el proceso.
Ángel García